Proyectos hidroeléctricos, plantas de fertilizantes y la explotación del litio, se cuentan entre las tres mayores inversiones millonarias de China en este país, cuando se cumplen 50 años de relaciones bilaterales. Este es el recuento del papel protagónico que juega el país asiático como socio comercial de Argentina.
Como si se tratara de un juego a dos puntas, la cercanía de Argentina con China se profundiza al tiempo que el país sudamericano termina de negociar los términos en los pagos de su deuda con el FMI, para lo que necesita el cumplimiento de determinadas metas y requiere una significativa participación de Estados Unidos. En el plano global, China representa, cada vez más, un rival estratégico para Estados Unidos, por la creciente disputa política y comercial de Beijing con Washington.Es este contexto tan álgido por el acceso de Argentina al financiamiento internacional, el presidente Alberto Fernández viajó en febrero a Beijing con una delegación oficial para avanzar, entre otras cosas, con en la firma de un Memorándum de Entendimiento para concretar el ingreso del país sudamericano a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda.
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La creciente afinidad entre China y Argentina
Argentina era, hasta el mes de febrero, una de las tres grandes economías de América Latina y el Caribe (ALC) –junto a Brasil y México– que aún no formaban parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. El proyecto anunciado por el presidente Xi Jinping en 2013 se plantea como un vehículo para conectar diferentes regiones del mundo y establece metas políticas globales con la intención de que China gane un lugar preponderante. Al mismo tiempo se transformó en un desafío para la posición hegemónica de los Estados Unidos en el sistema internacional.
El presidente Fernández fue elegido recientemente presidente de la Celac (el foro que agrupa a 33 países de América latina y el Caribe), entidad que en enero firmó –de la mano de Andrés Manuel López Obrador– el ‘Plan de Acción Conjunta China-Celac’. Este proyecto comprende puntos de “cooperación en áreas clave” durante los próximos tres años. El vínculo con China, en este sentido, tiene un sostén asegurado en el mediano plazo, pero podría volverse aún más estrecho a partir de la firma del reciente Acuerdo con Argentina, indicó una fuente de la Cancillería ante la consulta para esta investigación.
Otra fuente del gobierno argentino dijo para esta investigación, en defensa del modelo que promueve inversiones chinas en el país, que “China ofrece financiamiento sin las condicionalidades del Fondo Monetario Internacional”. Esa es la idea promovida por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien no escatimó elogios a Rusia y a China durante el último año, en alusión a la alineación geopolítica de Argentina con esas dos potencias.
Según el último relevamiento elaborado por la Red ALC-China, Argentina fue el mayor receptor de inversión china de toda la región, a través de 14 proyectos (que es el 21,8 % del total a nivel regional) por un monto de 7.800 millones de dólares entre los años 2018 y 2020. Esto representa el 19,7 % del total invertido por China en Latinoamérica.
El viaje de Fernández por China culminó con la visita al Centro Tecnológico de Huawei, la empresa que agudiza el enfrentamiento comercial con Estados Unidos por el despliegue de su tecnología para operar la tecnología 5G. Las imágenes de Fernández en las instalaciones de Huawei no solamente causaron malestar en Estados Unidos, también despertaron suspicacias a nivel local, pues el gobierno nacional se prepara para lanzar la licitación para el millonario negocio del espectro del 5G. Las empresas operadoras de señal que actúan en Argentina son Telefónica, Telecom y Claro, que participarán del concurso público de las frecuencias. Telefónica y Telecom tienen tecnología Huawei; Claro funciona con Nokia. Con la licitación, el gobierno apunta a recaudar 1000 millones de dólares, más otros 800 millones por el remanente que quedó de 4G, que fue licitado en 2014.